HENRY DUNANT Nació en Ginebra, Suiza, el 8 de Mayo de 1828. Su padre fue Jean Jacques Dunant, comerciante y juez de Cámara tutelar, su madre fue Anne-Antoinette Colladón. A los 18 años dedicó su tiempo libre a visitar a los menesterosos, los impedidos y los moribundos, ofreciéndoles ayuda y consuelo. En 1853, se sometió a la voluntad de sus padres y comenzó a trabajar en un banco donde se consagro a los asuntos bancarios con gran éxito. En 1855, impulsado por su fe en la cooperación entre países y grupos de religión protestante, sugirió fundar una Asociación Mundial de la Alianza Universal de las Uniones Cristianas de Jóvenes. (Y.M.C.A). Dunant aportó una contribución valiosa para que la Y.M.C.A. se convirtiera en el poderoso movimiento mundial que es hoy. Por motivo de negocios viaja a Argelia, decide instalar una explotación agrícola y un molino de trigo, e hizo todo lo que estaba a su alcance, por lograr el financiamiento y la ayuda de amigos influyentes para su nuevo negocio, constituye su propia sociedad anónima de los Molinos de Mons Djemila, había cumplido 30 años, en su entusiasmo no vio los problemas y su negocio empezó a declinar, heredo dinero de su tía y lo invirtió, sin embargo sus negocios seguían fracasando. Las autoridades francesas, quienes regían Argelia por ser su colonia, ponían trabas constantes a la petición de Dunant, para conseguir una nueva concesión de saltos de agua a fin de que sus molinos pudiesen funcionar. Finalmente se convenció de que su última esperanza era hablar con el Emperador Napoleón III de Francia en persona, el Emperador había anunciado que iría a Italia al mando de las tropas francesas para liberar el país de la dominación austriaca y así garantizar a Francia una frontera amiga. Dunant, en busca de la concesión, decidió seguir al ejército francés. Vestido de blanco a fin de reforzar la confianza en si mismo en medio de los relucientes uniformes militares. La Batalla de Solferino Henry Dunant se encuentra el 24 de Junio de 1859 cerca de Solferino pueblo del norte de Italia, lugar en el que se libró por espacio de 16 horas un combate encarnizado entre el ejército Austriaco y la alianza Franco-Italiana, el cual dejo un saldo de 40,000 hombres entre muertos y heridos de ambos bandos. Como en todas las grandes guerras antes de Solferino, la asistencia médica para los heridos era prácticamente inexistente. Sin embargo un hombre de negocios se encontraba de paso en aquel momento ofreció su ayuda voluntaria, el sufrimiento del que fue testigo cambiaría su vida y modificaría la concepción de la guerra en el mundo. El amanecer del 25 de Junio ofrecía un cuadro de pesadilla: Campos asolados, armas rotas y abandonadas, hombres extenuados, desesperados y cadáveres. Las heridas eran horribles, estaban llenas de esquirlas y de tierra. En aquella época, sin los antibióticos y los antisépticos de hoy, muchos hombres estaban condenados a morir. Dunant empezó a asistir a los heridos en Castiglione, más de 9,000 heridos fueron trasladados allí. Dunant consiguió agua y vendajes y se dedico a prestar asistencia a los soldados en la medida de sus posibilidades, mojaba sus labios resecos, limpiaba sus heridas, a menudo tan solo podía consolar a un moribundo. Las enfermeras de Dunant, eran mujeres del lugar, que sin ninguna calificación lo siguieron en aquel horror, nunca antes habían atendido enfermos, pero eran abnegadas y pacientes. Las mujeres desplegaron una actividad admirable, los soldados que cuidaban eran extranjeros, totalmente extraños, y sin embargo las aldeanas los asistieron con bondad, paciencia y afecto. “Tutti Fratelli” repetían de acuerdo con las palabras de Dunant “Todos somos hermanos”. Dunant olvidó completamente la misión que lo había llevado a Italia y estuvo muchos días atendiendo a los heridos, tanto en Castiglione como en otras ciudades del entorno. Esto le ocasionó serios problemas y pérdidas en su negocio hasta llegar a declararse en quiebra. Fundación de la Cruz Roja Dunant regreso a Ginebra y publica en 1862 “Un recuerdo de Solferino” obra en la que narra la crueldad de la guerra y todas sus vivencias, sin embargo, lo realmente importante de esta publicación son las dos ideas que Dunant propone a la comunidad internacional. Dunant en su obra hace dos llamamientos solemnes: 1. Para que se formaran sociedades de socorro en tiempo de paz, con personal enfermero capacitado para atender a los heridos en tiempo de guerra. 2. Para que se protegiera y reconociera a esos voluntarios, que habrían de colaborar con los servicios sanitarios de los ejércitos, mediante un acuerdo internacional. Motivados por la lectura de “Un recuerdo de Solferino” La Sociedad Ginebrina de Utilidad Pública, decidió poner en práctica las ideas de Dunant y en 1863 se creó una comisión de cinco miembros con el título de “Comité Internacional de Socorro a los heridos” que después se denominó “Comité Internacional de la Cruz Roja” Este comité estaba integrado por:  El General Guillaume Henri Dufour, quien asumió la presidencia.  Henry Dunant, como secretario.  Gustave Moynier (jurista)  Théodore Maunoir (médico)  Louis Appia (médico) En 1863, respondiendo a la invitación que el comité realizó, representantes de dieciséis estados y cuatro instituciones filantrópicas, participaron en la Conferencia de Expertos en Ginebra. En ésta se aprobó el emblema distintivo –una Cruz Roja sobre fondo blanco- y se fundó la Cruz Roja. En 1864, para formalizar la protección debida a los servicios sanitarios en el campo de batalla y obtener el reconocimiento internacional de la Cruz Roja y sus ideales, el gobierno suizo convocó a una Conferencia Diplomática, en la que doce países firmaron el “Convenio de Ginebra para el mejoramiento de la suerte de los militares heridos en los ejércitos en campaña”. Últimos días de Dunant En 1887, a los 59 años de edad, Dunant regreso a Heiden, pueblo situado al este de Suiza, Heiden le ofreció la paz que buscaba y en 1892, a los 64 años ingresó en el hospital con unas cuantas pertenencias. Allí viviría los últimos 18 años de su vida. En 1895, luego de vivir alejado de la sociedad Dunant fue descubierto por un joven periodista llamado Baumberger, quien lo entrevistó y publicó un artículo sobre el fundador de la Cruz Roja. El artículo provocó una respuesta abrumadora. Dunant apenas podía creer la cantidad de cartas que le llegaban a Heiden. Muchos vinieron a verlo al igual que otros viejos conocidos y juntos con ellos donaciones en efectivo. En 1901 se le entrego a Henry Dunant el reconocimiento Internacional más importante en mérito a sus obras. El Comité del Premio Nobel le concedió el Primer Premio Nobel de la Paz en unión de Frédéric Passy. Dunant murió a los 82 años de edad, el 30 de octubre de 1910.